Hoy se ha convertido en habitual que los alumnos -tanto en grado como en postgrado- sean enormemente exigentes con los docentes. No me parece mal, al contrario, porque sólo con exigencia es posible la mejora continua de lo que hacemos.
Curiosamente, sin embargo, esta exigencia hacia el profesor no siempre va acompañada con un grado similar de autoexigencia. En realidad, mi percepción es que el "gap" entre una y otra, en general, tiende a ampliarse. Y, dado que considero que todos somos siempre maestros y estudiantes a la vez -tanto en el aula como fuera de ella- creo que vale la pena preguntarse qué hace falta para ser un buen alumno. Aquí van siete claves para ello.
El primer paso para cualquier tipo de aprendizaje es hacer una declaración solemne. Son sólo tres palabras: "yo no sé". Parece fácil pero no siempre la hacemos. En realidad, sólo se puede hacer si tenemos el ego bajo control para permitir que la humildad nos conceda el permiso para aprender. ¡Cuántas veces la declaración es "a mí qué me vas a contar; esto yo ya lo sé"! Abogo por una actitud de "sombrero amarillo" (Seis sombreros para pensar. Edward de Bono), te proporcionará una mirada positiva y te abrirá un mundo de posibilidades. Utiliza el "sombrero negro" con cuentagotas, que no sea tu atuendo habitual.
¿Participas?
La única manera que tiene el profesor de ajustar su discurso a los intereses de su audiencia es a través del diálogo. Así, las preguntas y comentarios de los alumnos son la brújula para que el docente se guíe en el infinito mar de las preferencias de sus alumnos. Por tanto, la participación es la clave para que el profesor sea capaz de ampliar y profundizar en aquello que el grupo considere más relevante.
¿Aportas?
Decía al principio que todos somos maestros y alumnos, al mismo tiempo. No conozco ningún docente que no me haya comentado lo mucho que aprende... dando clase. Es cierto... y viceversa. Todos los alumnos poseen conocimientos, experiencias e intuiciones. ¿Por qué no poner todo ello a disposición del grupo, profesor incluido? Ahora bien, es obligatorio hacerlo desde la generosidad, no desde el egoísmo. Porque el propósito es hacer una aportación genuina, no enseñar las plumas de pavo real.
¿Estás presente?
Aquí y ahora. Nada más existe. Estar presente con el físico, la mente, las emociones y el alma. O como me repetían mis padres: "estar con los cinco sentidos puestos". El facebook y el whatsapp pueden esperar al descanso o al final. ¿O has sucumbido definitivamente a su tiranía? ¡Qué diferencia entre los alumnos que "están completamente" y los que simplemente "han venido"!
¿Te ríes?
El grupo, al igual que un individuo, siente emociones. Y estas pueden ser favorecedoras del aprendizaje o no. ¿Cuál es tu contribución al bienestar emocional del grupo? Puedes hacer mucho, sobre todo, conectando con el sentido del humor tanto de profesores como de colegas. ¿Por qué motivo las clases no pueden ser divertidas? ¿Qué mérito tiene convertir lo serio en aburrido? El humor es una destreza que pone en juego nuestro hemisferio derecho y nos proporciona un funcionamiento holístico de nuestro cerebro. Piénsalo: disfrutando, aprendemos mejor (Humour is the most significant dimension of human brain. Edward de Bono).
¿Colaboras?
No creo que exista un docente que verdaderamente merezca tal denominación que no quiera que sus clases salgan lo mejor posible. Idealmente, que terminen con aplausos. Para ello, resulta de gran ayuda darle feedback al profesor para que introduzca mejoras en sus clases y al director para que siga evolucionando el programa para las próximas ediciones. Piensa que el programa y las clases que has disfrutado tú, son consecuencia de colaboraciones de anteriores alumnos.
En definitiva, ¿sientes compromiso?
Al final, todo esto se resume con una única palabra: compromiso. ¿Cuán fuerte es tu compromiso respecto a tu aprendizaje y tu crecimiento personal? ¿Sientes ansias por sacarle el máximo provecho a lo que estás estudiando, en términos de nuevos conocimientos, nuevas relaciones y nuevas competencias? En definitiva, si la formación es un instrumento al servicio de un objetivo personal y/o profesional, ¿qué tan comprometido/a estás con tu RETO?
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